lunes, noviembre 02, 2020

DON LIBORIO CABO CAMINERO


Don Liborio León nació el 5 de enero de 1915, en Casillas del Angel y vivió en Puerto del Rosario hasta 2006, en la Isla de Fuerteventura, cuando las primeras carreteras de tierra en la isla llevaban a Betancuria, Gran Tarajal o la Oliva. Su profesión es ya bien antigua, la de caminero, mantenimiento de redes viarias, en las primeras carreteras se necesitaba la figura del mantenimiento, denuncia, vigilancia, teniendo en cuenta que aún no existían las leyes del cumplimento del tráfico

La profesión de camineros fue creada durante el reinado de Fernando VI a finales de 1789. La figura del peón caminero se encargaba de las labores de mantenimiento de los caminos y gozaba de cierto rango social

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En nuestras islas Canarias esta figura se mantuvo a través del ministerio de obras públicas, MOPU. Y dependiendo la isla y su red viaria tenían mayor cantidad de operarios. El caso que hoy nos ocupa viene dado por la relevancia de que, además de ser un motorista de bandera y carretera, Don Liborio León “el cabo caminero de Fuerteventura”, tuvo varias motocicletas en sus años como profesional del Ministerio; BSA, Norton, Ossa, Bultaco y hasta Ducati 250 de luxe.

 

 

Trabajó en todas las carreteras primarias de la isla majorera y su figura supuso una referencia popular entre las gentes de los pueblos, dentro de sus funciones también estaba la de multar, pues no había guardias civiles de tráfico, eso si las multas las extendía a los amigos y la mayor cuantía que llegó a poner fue 5 pesetas, por no tocar la pita en las curvas, o multaba a los cabreros con 50 céntimos, por soltar las cabras en la carretera. Solo tramitaba los formularios de los recibos sin ánimos de cobro, pues eran todos conocidos. 

 

Fue un personaje muy querido. Hombre serio, amigo de las cosas bien hechas, que marcó la historia de las comunicaciones en la isla. El cabo caminero gozaba de una equipación, que le enviaban “De San Juan a Corpus”. Lo más que usó fue la gorra y la chaqueta y siempre llevaba a remolque gente, peones, guardias civiles, que se movían de pueblo en pueblo a los pormenores de orden administrativo y municipal.

 

 

Su hijo Liborio me recuerda que una vez al mes tenía que realizar los aforos. Todo un día con noche, en un control de carretera, marcando todos los vehículos que pasaban… Si eran camiones, coches, o motos. Era para llevar las estadísticas del movimiento de las vías. Luego llegaba a casa con la libreta y encargaba a los hijos que pasaran todo aquello a limpio, para enviar los informes al ministerio. Igualmente, tenía una maquinita de precisión que le daba la calidad de los alquitranes compactados, y si no estaba bien, lo hacía levantar para que lo volvieran a alquitranar. Era hombre justo y correcto, enviaba las muestras a Las Palmas, siempre vigilando que las cosas se hicieran bien.

 

Tuvo tres hijos; Antonio, Liborio y Jesús León Lima. A ninguno le gustaron las motos, a pesar de moverse toda la familia en ellas. Su madre, Dña. Rosario Lima, era diferente. A ella le encantaba viajar en la moto, a pesar de montar con la cortesía de las señoras antiguas, sentada de lado. Cuando Liborio alcanzaba algún coche delante en carretera, le decía con entusiasmo “Adelántalo Liborillo, adelántalo” ¡Qué cosas! Y a ninguno de los chiquillos le dio por las motos nunca. 

 

 

Don Liborio dejo de usar la moto ya con buena edad, cuando tuvo un accidente con la Bultaco Lobito a finales de los años sesenta, después de aquello, nunca más subió en moto. 

 

Muchas anécdotas curiosas nos devuelve su recuerdo. Cuando llegaba material nuevo a las Isla o había algún protocolo oficial; la inauguración de tramos de carretera, el estreno de motos nuevas o vehículos para el cuerpo de policía o camineros, la figura religiosa aparecía con la sotana, a bendecir el material. 

 

En la foto vemos uno de estos encuentros con la llegada de nuevas motos para el MOPU. Delante de la Delegación del Gobierno en Puerto del Rosario, el sacerdote Don Leónides no perdió balsa, para dejar inmortalizado una de las costumbres más repetidas en aquellos años. La bendición oficial.

 

 

Este relato tiene un comienzo curioso. Visitando el museo de coches antiguos y clásicos de Gran Tarajal Vehanfuer, reparé en una Ducati 250 de luxe, carenada como vehículo oficial del MOPU, entonces indague sus genes y encontré la historia de Liborio “el cabo caminero” como enlace directo. 

 

Recuerdo a Juan Artigas, piloto de los años 60, distribuidor y preparador Ducati para Canarias, que fue quien introdujo esta marca en Canarias y en la isla de Fuerteventura en los años 70, donde además se retiró en su senectud a finalizar sus días.

 

Otro personaje interesante que se retiró a vivir sus últimos años en la inmensa paz de esta isla fue Don Luis Bejerano. El famoso constructor vasco y propietario español, de las motocicletas LUBE -LU-Luis -BE-Bejerano- La primera industria oficial 1945 junto con Montesa Soriano 1944, en lanzar motocicletas españolas al mundo.

 

Nos dejó hace algunos años con el perenne recuerdo de su retiro espiritual en Fuerteventura.

 

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