Santi Herreros fué el último mohicano de la vieja escuela, fué el héroe que al morir tan joven paso a mito. Su Ossa monocasco sigue siendo objeto de culto de miles de adeptos y pasionales, contadas son las unidades que duermen, aunque una en el despacho del afortunado Jaime alguersuari.
Lástima que las leyendas se construyan trás la tragedia.
Su ultima carrera en la isla de Man, hizo cambiar muchas cosas en el mundillo de las carreras en España.
Las carreras urbanas estaban sentenciadas a desaparecer en corto espacio de tiempo, aun tendrían que desaparer unos cuanto valientes más, contra los bordillos y farolas de la España de los setenta.
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