Vagos recuerdos del tiempo, que no tan pasado vivimos, apostados en aquellas carreteras del interior de las islas, esperaba el brazo macabro de la Ley, una ley que vestia de cuero negro, botas de media caña altas y semblanza marcial.
Sin tener delito alguno, la simple visión de su presencia, nos invadía el acojono. Como si hubieramos matado a alguién. Cuanto sentimiento de culpa. A Dios gracias, hoy solo en el recuerdo..