lunes, octubre 05, 2020

LA GORRA DEL TIO MICK

 



Esta es una historia de pasión motera y detalles anacrónicos en el tiempo. Las gestas y honor de las personas a veces van mucho más allá de lo que conocemos y cuando estamos cerca de los aconteceres, tocar esos pequeños valores es un hilo conductor a toda una vida de éxitos de honor y respeto por la gracia afortunada de la amistad.

Nunca imaginé hasta qué punto, estos pequeños gestos marcaban la vida de las personas, para ello narraré la secuencia de la historia contada por los propios personajes cuando la vida nos regaló una tarde con trial, amigos y conexiones compartidas en aquel Viejas Glorias de Arguineguín

Años antes, ya nos había visitado el gran Mick Andrews y su capacidad diplomática para alegrar las fiestas no tenía parangón, el haber encontrado un lugar con la suerte de sus alegrías, era un filón a sus ilusiones y deseos de gran campeón y excelente persona. Sin más dilaciones, una tarde de despedida le nombre embajador particular del evento Viejas Glorias y fiel consejero para conectar pilotos de talla mundial cuando pudiéramos invitarles.

Entonces me propuso traer a Kevin Schwantz, el era amigo intimo de su padre Jim Schwantz, trialero, que a su vez tenía un concesionario de Yamaha en Houston- Texas al que le unía una gran relación, de hecho, a principios de los años setenta estuvo dando varios cursillos en Estados Unidos como piloto Yamaha oficial, cuando fichó con los japoneses.