jueves, agosto 14, 2025

COKE. TODO EN UNO.


Hay historias fantásticas en la que los abuelos son capaces de poner en órbita, los ojillos de los nietos, y la imaginación de sus fantasías; otras maravillosas, en las que las aventuras libradas, sacuden emociones y recuerdos; despejando la grandeza de la integridad de algunos seres humanos que rodaron en sus sueños,  sus mejores años de pasión motoristas en las carreras, - tiempos, que libraron mil batallas- la vida de algunos de estos héroes del silencio, es una colección de vivencias y experiencias que le llevan a ser alumno aventajado de la clase de historias de una vida plena junto a las motos y las competiciones.

“Coke”. Cercano, resuelto, entrañable. No necesita apellidos, ni nombre propio. Su empatía va más allá de su calidad humana; comercial de automoción de una larga trayectoria unida a las marcas y al mundillo de la automoción, estuvo al frente de muchos departamentos y ejerció una vida laboral plena, desde Alcorde Honda a mediados de los años ochenta, donde comenzaba su andadura; Grupo Flick, Grupo Rahn, Vemotor, Marmotor hasta la dirección comercial en BMW y Ducati canarias. Hablar de Coke y su polifacética vida deportiva, es internarte en un mundo apasionante de escalada, de apuesta, de amor y pasión por las carreras y las modalidades deportivas. Su gloria la dignifica un paseo triunfal por el amplio catálogo de actuaciones: Trial, velocidad, clásicas, Minimotos, enduro, Raids…

Nos acercamos a su garaje, a conocer más de cerca, su infinita sabiduría del mundo de la moto; en la que como buen pasional del corte y la confección, se hace sus arreglos a medida. – por supuesto, hablando de mecánica y mantenimiento- ¿Que tendrán estos garajes y rincones viejas glorias? para intimidar tanto, a los que les pierde el perfume a gasolina y carenados, a monturas y cromados. A equipaciones y cascos impregnados de las batallas que libraron. Poco nos cuesta arrancar conversaciones en modo carreras y culto a esas motos que cuentan historias, solo con mirarlas con pasiones desenfrenadas

Con Coke hay que tener tiempo para conversar, hay que separar sus eslabones, para que el resumen de su vida deportiva, tenga una conexión, entre modalidades y marcas, y evidentemente sabemos de esa grandeza cuando ha sido capaz de rodar; correr y saltar, con tantas monturas, como florituras en los hechos. Habla de una suerte infinita, sin lesiones importantes, que le hicieron seguir probando y siendo esa mezcla entre virtud, experiencia, medición y responsabilidad con los límites de su camino.

Cuando se presentó la oportunidad de adquirir su primera moto de verdad, una Bultaco Lobito 74cc, con la que comenzaba a imitar a los grandes virtuosos del trial de los setenta. Rompió la hucha y con seis mil pesetillas y un préstamo generoso de su padre, arrancó la historia. Y lo que son las cosas; cuando el patriarca, vio las buenas manos y actitud competitiva que tenía su chaval. Ya tenía claro, que necesitaba una Sherpa decente, aunque fuera de segunda mano. Entonces competir y coger podium con esa juventud inspiradora ya era una constante. -Aquel trial Bentayga, organizado por la peña Motorista Gran Canaria, en Tejeda, tenía una curiosidad implícita. Eran las primeras imágenes de la historia de los triales en canarias, donde se usaban obstáculos artificiales, ¡Qué Barbaridad! Aquel automóvil Pandhar clásico, siendo marcado en su ascenso y trazo con las ruedas de una Bultaco de trial; hoy para los sibaritas puristas del patrimonio es un insulto, en aquella ocasión un verdadero espectáculo; años después arrancaba el trial

Indoor solo moto en Cataluña, la cuna mundial del trial Indoor- y es que muchas primicias ya dieron pinceladas en Canarias del porvenir y Coke y otros pocos trialeros y organizaciones pusieron las primeras imágenes en el histórico de esta bella modalidad.

El despertar del Circuito urbano del Sebadal, trajo la vuelta de la velocidad por la puerta grande a la recordada participación de Nieto y Grau. En el año 77 aparece el joven Coke con la moto para rascar los primeros segundos a un crono. Una Suzuki 125 2 T, preparada por “el chiringa”, le empujaba a otra nueva modalidad, de la que sacó sus buenas lecturas y podium para la continuidad.

Aunque para Coke, el trial siempre fue su plenitud, la modalidad más completa donde se encontraba con su inspiración y control; la moto que le enseñó a domar su instinto y aprender a ganar y a competir. Un montón de vitrinas llenas de trofeos y premios que le avalaron el palmaré exhibe en el garaje, y en su casa, cuando muchos años después le dio por probar el sabor Dakariano y se dio cuenta, que tenía que tirar de lápiz papel y Excel para relacionar los textos de todos los trofeos como aval, para poder inscribirse la primera vez en el rallye Dakar, además la otra exigencia, de participar ya de pleno, en la Baja Aragón internacional con la maravillosa HP2, pero vayamos despacio, porque esta es la penúltima parte de su carrera deportiva, la que le brinda la plenitud y la grandeza. 




Las carreras de Mercalaspalmas, y aquellas monturas adaptadas, despertaron a un competitivo piloto de velocidad, la Honda CB900 de Mario García, o la RC30 de Luis Naranjo, con la que tuvo el accidente en el Merca y que cambiaron el color en la participación de las primeras carreras del Berriel. La Yamaha Fortuna de Luis Monzón con la que Iñaki Urriza corrió en península

Su mayor esplendor en la competición se produce, con la gran remontada del motociclismo de principio de los noventa. La aparición del Moto club Las Palmas Roque nublo y su magnitud organizadora. el trial de la era Tarrés. Con todos los modelos de Beta Zero de los noventa, Coke era el piloto oficial de Moto sport Peraza, año, a año renovaba montura y competía al máximo nivel siempre competitivo y estable.

Luego se contagió de la moda de las minimotos, con la recordada ZPF con la que llegó hacer resistencia en Alicante y en ese boom de los campeonatos, de la primera copa de España inaugurada en Canarias y el primer campeonato de España al siguiente año, que trajo a la floritura del motociclismo nacional de los noventa. Una treintena larga de pilotos al máximo nivel, hizo contagio y revolucionaron la velocidad como escuela paralela. Los campeonatos de velocidad en el Berriel, volvieron fortalecidos para atraparlos en la copa Kawasaki 630 donde colgaría las botas de la velocidad rápida escalando el subcampeonato.

La otra velocidad lenta era la de las clásicas, aquel intento de arrancar un campeonato de clásicas en Canarias, donde disfruto con Ducati, tambien se apuntó con un equipo a las carreras del nacional con Yamaha RD y con la Moto Guzzi, haciendo brillantes carreras de resistencia.


Coke investiga y descubre la pasión del Enduro de Ingenio, y en aquellos compases se contagia de sus antecedentes en velocidad y trial para fraguar el endurista que llevaba dentro. Toma podium nuevamente en esta nueva modalidad que acaba engulléndole y

entre los cursillos de todo terreno con los clientes, los viajes a Marruecos organizados y el contacto con el Raid y el desierto, vuelve a dar el salto definitivo a su última gran aventura el Rallye Dakar.

Aquí toma aliento y plenitud, su mirada ahora es más versátil e inmensa las grandes dunas y las inmensas llanuras lo impregnan de aventura y control y el aliento de alinearse en esta gran batalla moderna de la supervivencia en competición. Le sugestiona hasta el punto de cubrir la expedición y la gran inversión económica que suponía. Alentado por otro gran dakariano experimentado como Pedro Peñate, tomó el impulso necesario de la primera aventura en Sudamérica. Hasta allí enfocó sus miras, con la BMW 450 rallye participó tres años, con diferentes resultados y un magnífico recorrido experimental de piloto polifacético.



El Rallye Dakar la gigantesca duna de Iquique, de las que la televisión le hizo el héroe de la jornada, agotado de empujar duna abajo, durante horas, sin aliento y con la voluntad de un magnífico observador, confiesa ante las cámaras de prensa internacionales que no había visto una noche más inmensa estrellada y hermosa, que habiendo vivido esta experiencia, era lo más divertido y absoluto que pudo descubrir en la tragedia del rallye y el sobreesfuerzo, con una sonrisa de humildad que rayaba la provocación más incomprensible, fue el remate del poeta de una noche inolvidable, el aliento desenfadado del héroe de atacama

La segunda foto que le dio la vuelta al mundo, cuando cruza un riachuelo que nadie observó en la carrera, ni en su paso, salvo la crecida de las lluvias recientes, que le metieron el agua al cuello de la moto y la mirada de esfuerzo para cruzarlo a salvo, detrás de la que se ocultaba una sonrisa constante, esta vez no preguntada por la prensa, ya que a las geniales respuestas del amigo Coke, nadie dudaba otra vez de su disfrute y pasión por los grandes retos de sobrevivir al caos.



Coke sigue en la brecha, ha ido quemando etapas, y acumulando momentos inolvidables ahora junto a Carolina brinda su retiro laboral merecido, abuelos jóvenes y con una hermosa familia. La llamada del jardín, del bricolaje, de los peques, del garaje, de sus joyas, del deporte de la bici, una plenitud merecida y esculpida como un grande y noble que siempre a sido. No olvida el orden y las prioridades en su vida. Y ahora se enrola de nuevo en otro proyecto que le hace vibrar de contento.

La subida a Barlovento, es el toque de los bucios canarios, la llamada a la exaltación de las motos clásicas de competición, una exhibición más que carrera, allí acude contagiado por German y otros amigos, con su Ducatona café race 750, ahora le está montando unos megáfonos para matar de melodía a los locos de las viejas glorias. Las salidas para él, ahora son momentos dulces de exhibición de los valores cultivados durante toda una vida en las carreras. Allí saca su artillería pesada, afinada, digna de contagio y manda un mensaje a navegantes y pasionales, para que saquen sus joyas y compartan sus alegrías. Pocas plenitudes exaltan más felicidad, que esta vida entre motos. Grande Coke.









 

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