Hay
historias fantásticas en la que los abuelos son capaces de poner en órbita, los
ojillos de los nietos, y la imaginación de sus fantasías; otras maravillosas,
en las que las aventuras libradas, sacuden emociones y recuerdos; despejando la
grandeza de la integridad de algunos seres humanos que rodaron en sus sueños, sus mejores años de pasión motoristas en las
carreras, - tiempos, que libraron mil batallas- la vida de algunos de estos
héroes del silencio, es una colección de vivencias y experiencias que le llevan
a ser alumno aventajado de la clase de historias de una vida plena junto a las
motos y las competiciones.
“Coke”. Cercano, resuelto, entrañable. No necesita apellidos, ni nombre propio. Su empatía va más allá de su calidad humana; comercial de automoción de una larga trayectoria unida a las marcas y al mundillo de la automoción, estuvo al frente de muchos departamentos y ejerció una vida laboral plena, desde Alcorde Honda a mediados de los años ochenta, donde comenzaba su andadura; Grupo Flick, Grupo Rahn, Vemotor, Marmotor hasta la dirección comercial en BMW y Ducati canarias. Hablar de Coke y su polifacética vida deportiva, es internarte en un mundo apasionante de escalada, de apuesta, de amor y pasión por las carreras y las modalidades deportivas. Su gloria la dignifica un paseo triunfal por el amplio catálogo de actuaciones: Trial, velocidad, clásicas, Minimotos, enduro, Raids…
Nos
acercamos a su garaje, a conocer más de cerca, su infinita sabiduría del mundo
de la moto; en la que como buen pasional del corte y la confección, se hace sus
arreglos a medida. – por supuesto, hablando de mecánica y mantenimiento- ¿Que
tendrán estos garajes y rincones viejas glorias? para intimidar tanto, a los
que les pierde el perfume a gasolina y carenados, a monturas y cromados. A
equipaciones y cascos impregnados de las batallas que libraron. Poco nos cuesta
arrancar conversaciones en modo carreras y culto a esas motos que cuentan
historias, solo con mirarlas con pasiones desenfrenadas
Con
Coke hay que tener tiempo para conversar, hay que separar sus eslabones, para
que el resumen de su vida deportiva, tenga una conexión, entre modalidades y
marcas, y evidentemente sabemos de esa grandeza cuando ha sido capaz de rodar;
correr y saltar, con tantas monturas, como florituras en los hechos. Habla de
una suerte infinita, sin lesiones importantes, que le hicieron seguir probando
y siendo esa mezcla entre virtud, experiencia, medición y responsabilidad con
los límites de su camino.
Cuando se presentó la oportunidad de adquirir su primera moto de verdad, una Bultaco Lobito 74cc, con la que comenzaba a imitar a los grandes virtuosos del trial de los setenta. Rompió la hucha y con seis mil pesetillas y un préstamo generoso de su padre, arrancó la historia. Y lo que son las cosas; cuando el patriarca, vio las buenas manos y actitud competitiva que tenía su chaval. Ya tenía claro, que necesitaba una Sherpa decente, aunque fuera de segunda mano. Entonces competir y coger podium con esa juventud inspiradora ya era una constante. -Aquel trial Bentayga, organizado por la peña Motorista Gran Canaria, en Tejeda, tenía una curiosidad implícita. Eran las primeras imágenes de la historia de los triales en canarias, donde se usaban obstáculos artificiales, ¡Qué Barbaridad! Aquel automóvil Pandhar clásico, siendo marcado en su ascenso y trazo con las ruedas de una Bultaco de trial; hoy para los sibaritas puristas del patrimonio es un insulto, en aquella ocasión un verdadero espectáculo; años después arrancaba el trial
Indoor
solo moto en Cataluña, la cuna mundial del trial Indoor- y es que muchas
primicias ya dieron pinceladas en Canarias del porvenir y Coke y otros pocos trialeros
y organizaciones pusieron las primeras imágenes en el histórico de esta bella
modalidad.
El
despertar del Circuito urbano del Sebadal, trajo la vuelta de la velocidad por
la puerta grande a la recordada participación de Nieto y Grau. En el año 77
aparece el joven Coke con la moto para rascar los primeros segundos a un crono.
Una Suzuki 125 2 T, preparada por “el chiringa”, le empujaba a otra nueva
modalidad, de la que sacó sus buenas lecturas y podium para la continuidad.
Aunque
para Coke, el trial siempre fue su plenitud, la modalidad más completa donde se
encontraba con su inspiración y control; la moto que le enseñó a domar su
instinto y aprender a ganar y a competir. Un montón de vitrinas llenas de
trofeos y premios que le avalaron el palmaré exhibe en el garaje, y en su casa,
cuando muchos años después le dio por probar el sabor Dakariano y se dio
cuenta, que tenía que tirar de lápiz papel y Excel para relacionar los textos
de todos los trofeos como aval, para poder inscribirse la primera vez en el
rallye Dakar, además la otra exigencia, de participar ya de pleno, en la Baja
Aragón internacional con la maravillosa HP2, pero vayamos despacio, porque esta
es la penúltima parte de su carrera deportiva, la que le brinda la plenitud y
la grandeza.
Las
carreras de Mercalaspalmas, y aquellas monturas adaptadas, despertaron a un
competitivo piloto de velocidad, la Honda CB900 de Mario García, o la RC30 de
Luis Naranjo, con la que tuvo el accidente en el Merca y que cambiaron el color
en la participación de las primeras carreras del Berriel. La Yamaha Fortuna de
Luis Monzón con la que Iñaki Urriza corrió en península
Su
mayor esplendor en la competición se produce, con la gran remontada del
motociclismo de principio de los noventa. La aparición del Moto club Las Palmas
Roque nublo y su magnitud organizadora. el trial de la era Tarrés. Con todos
los modelos de Beta Zero de los noventa, Coke era el piloto oficial de Moto
sport Peraza, año, a año renovaba montura y competía al máximo nivel siempre
competitivo y estable.
Luego
se contagió de la moda de las minimotos, con la recordada ZPF con la que llegó
hacer resistencia en Alicante y en ese boom de los campeonatos, de la primera
copa de España inaugurada en Canarias y el primer campeonato de España al
siguiente año, que trajo a la floritura del motociclismo nacional de los
noventa. Una treintena larga de pilotos al máximo nivel, hizo contagio y
revolucionaron la velocidad como escuela paralela. Los campeonatos de velocidad
en el Berriel, volvieron fortalecidos para atraparlos en la copa Kawasaki 630
donde colgaría las botas de la velocidad rápida escalando el subcampeonato.
La otra velocidad lenta era la de las clásicas, aquel intento de arrancar un campeonato de clásicas en Canarias, donde disfruto con Ducati, tambien se apuntó con un equipo a las carreras del nacional con Yamaha RD y con la Moto Guzzi, haciendo brillantes carreras de resistencia.
Coke investiga y descubre la pasión del Enduro de Ingenio, y en aquellos compases se contagia de sus antecedentes en velocidad y trial para fraguar el endurista que llevaba dentro. Toma podium nuevamente en esta nueva modalidad que acaba engulléndole y
entre
los cursillos de todo terreno con los clientes, los viajes a Marruecos
organizados y el contacto con el Raid y el desierto, vuelve a dar el salto
definitivo a su última gran aventura el Rallye Dakar.
Aquí
toma aliento y plenitud, su mirada ahora es más versátil e inmensa las grandes
dunas y las inmensas llanuras lo impregnan de aventura y control y el aliento
de alinearse en esta gran batalla moderna de la supervivencia en competición.
Le sugestiona hasta el punto de cubrir la expedición y la gran inversión
económica que suponía. Alentado por otro gran dakariano experimentado como
Pedro Peñate, tomó el impulso necesario de la primera aventura en Sudamérica.
Hasta allí enfocó sus miras, con la BMW 450 rallye participó tres años, con
diferentes resultados y un magnífico recorrido experimental de piloto
polifacético.
El
Rallye Dakar la gigantesca duna de Iquique, de las que la televisión le hizo el
héroe de la jornada, agotado de empujar duna abajo, durante horas, sin aliento
y con la voluntad de un magnífico observador, confiesa ante las cámaras de
prensa internacionales que no había visto una noche más inmensa estrellada y
hermosa, que habiendo vivido esta experiencia, era lo más divertido y absoluto
que pudo descubrir en la tragedia del rallye y el sobreesfuerzo, con una
sonrisa de humildad que rayaba la provocación más incomprensible, fue el remate
del poeta de una noche inolvidable, el aliento desenfadado del héroe de atacama
La
segunda foto que le dio la vuelta al mundo, cuando cruza un riachuelo que nadie
observó en la carrera, ni en su paso, salvo la crecida de las lluvias recientes,
que le metieron el agua al cuello de la moto y la mirada de esfuerzo para
cruzarlo a salvo, detrás de la que se ocultaba una sonrisa constante, esta vez
no preguntada por la prensa, ya que a las geniales respuestas del amigo Coke,
nadie dudaba otra vez de su disfrute y pasión por los grandes retos de
sobrevivir al caos.
Coke
sigue en la brecha, ha ido quemando etapas, y acumulando momentos inolvidables
ahora junto a Carolina brinda su retiro laboral merecido, abuelos jóvenes y con
una hermosa familia. La llamada del jardín, del bricolaje, de los peques, del
garaje, de sus joyas, del deporte de la bici, una plenitud merecida y esculpida
como un grande y noble que siempre a sido. No olvida el orden y las prioridades
en su vida. Y ahora se enrola de nuevo en otro proyecto que le hace vibrar de
contento.
La
subida a Barlovento, es el toque de los bucios canarios, la llamada a la
exaltación de las motos clásicas de competición, una exhibición más que
carrera, allí acude contagiado por German y otros amigos, con su Ducatona café
race 750, ahora le está montando unos megáfonos para matar de melodía a los
locos de las viejas glorias. Las salidas para él, ahora son momentos dulces de
exhibición de los valores cultivados durante toda una vida en las carreras.
Allí saca su artillería pesada, afinada, digna de contagio y manda un mensaje a
navegantes y pasionales, para que saquen sus joyas y compartan sus alegrías.
Pocas plenitudes exaltan más felicidad, que esta vida entre motos. Grande Coke.
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