viernes, agosto 22, 2025

Las motos filosofía de vida


ÑITO HUERTAS

Nuestro motorista de hoy nació a la sombra del Nublo, - como él emblema de Gran Canaria en la canción de Néstor Álamo – Y es que, en este caso, el barrio de la Culata de Tejeda, - lugar de origen- se esconde literalmente, en el corazón de Gran Canaria a la sombra de este emblema natural, reconozco en aquella juventud infantil que naciera el sentimiento infinito de humildad y grandeza ante el espectáculo natural de su tierra.

Aun cuando abandonó su rincón geográfico con ocho añitos, decidió andar junto a los suyos camino de un futuro mejor, probando suerte en la capital, donde años después de ubicarse descubrió en las motos un amigo fiel; capaz de elevar su espiritu a través del espacio y la libertad. Mucha culpa de ello la tuvo el flechazo de su primer vespino. La sensación con la que le regalaba ese sentimiento atrapado, le lanzó al descubrimiento de su tierra. El sueño se iba turbando a las carreras, una pasión escondida, que le llevó a conseguir el primer “tres marchas” que era de Alfredo Sánchez, con el que pronto cogió sintonía de carreras.

Ñito se pasaba horas en el Sebadal rodando en el polígono; imitando a los grandes de la época, el soñaba con aprender a pilotar y su sueño tenía un coste, y su bolsillo un agujero. Podría parar aquí para destacar ese sentimiento de pasión y humildad de la que su carácter afable y cercano ha brindado y abierto las puertas del apoyo incondicional de cuantos conocía. Su primera inscripción de dos mil pesetas para correr se la consiguió Teófilo Cabrera, haciendo una derrama entre amigos, su primera equipación de carreras; la bondad inconmensurable de Juani Herrera, Las botas de carrera, -que aun guarda con cariño y consideración-; la genialidad bondadosa de Pepe Carballo. Ñito atrapaba con su especial carisma a cuantos amigos le rodeaban en el mundo de las motos, su proyección deportiva le aupaba al honor de estar arriba sin medios. Ramón Rodriguez, - siempre en la retaguardia de las carreras - le cedía la Yamaha RD. Todos querían probar y colaborar con la eterna humildad de Ñito Huertas. Trabó especial amistad con Alfredo Sánchez y juntos avanzaron en este mundo de carreras y logros.

Sus inicios serios llegarían con la Yamaha RD, y las subidas en cuesta eran los primeros despachos de sus intenciones: Cueva Grande, Los Cuchillos o Los Marteles,

las múltiples escapadas a “los Loros” -Tenerife - con el amigo German Gonzalez, con la tienda de campaña acuesta y la mochila en el corazón de sus pasiones, - miles de anécdotas en su haber y principios - Recuerda con cariño a cada una de las personas, que le han brindado apoyo en su vida deportiva, desde las reuniones consejeras y de ambiente motorista en el bar el puente. A su Team Fufú. Con Carmelo, German y algunos otros inseparables. Luego llegó Mercalaspalmas, donde probaría suerte con los amigos en “Resistencias y carreras”, y más tarde el boom de los años noventa, con las Copa Yamaha Jog, Los campeonatos de Minimotos y la puesta en escena del Circuito del Berriel y la velocidad grande.

La infinita suerte de su vida, en su mujer; Cristina y sus retoños, Kenny y Patricia. Dos amores que forman el concilio de una gran familia motorística, que sigue la ruta de sus destinos junto a las motos y a los avatares. Allá está el Papá Ñito, apoyando la carrera deportiva de Kenny, que lleva los genes de “Huertas” para destacar con brillo en las carreras, de esta autonomía y conducción nace el Moto grupo Guanil, con la esencia de una libertad en naturaleza de acción.

Ñito en paso por otras modalidades, descubrió otras grandezas del mundo y apuestas por descubrirlos; La Baja Canarias Mauritania, o los Raids de Gran Canaria, con el “Dominator” le abrió la nueva frontera. La filosofía de verse solo ante el mundo en el desierto, -le abrió una profunda reflexión de fortaleza; ante la dimensión, con respecto al ser, - surfeo en sus mares de arenas y tomo otras referencias de la moto. Las dos ruedas y el mensaje profundo de los escenarios, enriquecieron los proyectos que ahora reinventa con ahínco.

TT Isla de Man. La meca del motorismo. “Todo motorista debe visitar esta catedral, al menos una vez en la vida” Ñito fiel a sus principios y lanzado en las artes de sobrevivir a los sueños, preparó su visita como peregrino, con la mochila ligera y las necesidades básicas. Subió en su caballo de explosión japonés “El domineitor” y allá partieron de nuevo sus sueños al descubrimiento de los otros mundos del culto a las motos. Esta transformación del personaje y la aventura, se mezclan en Ñito para formar un tándem irrompible y

Confirma con esa convicción extraordinaria que posee, que el culto al motorismo en Inglaterra es extraordinario, Están los ingleses y luego el resto del mundo. -No confundir cultura motera, con pasión motera latina, euforia y salvajadas- En esta naturaleza de alumno aventajado, comenzó el nuevo romance con la isla de Man. La primera vez que pasa una moto a 300 Km/h por la carretera de montaña, junto a ti. Sufres en tu carisma el salto de una sonrisa indescriptible; la sonrisa de la fascinación; le llaman, y es que no entiende el cerebro, lo que acaba de suceder, por muchas carreras que hayas visto. Entonces te salta esa sonrisa misteriosa que lo engloba todo.

Allí el motorista, rueda rápido y respeta las normativas, cruza los pueblos con absoluto respeto, comparten los conocimientos con naturalidad, dejan las cosas en sus motos, llaves, casco y nadie se mete a romper ese molde de confianza, lo mismo vez una clásica, que una moderna o antigua, - ancianos o gente mayor equipados con monos, paseando- compartir el espacio y la leyenda, un ambiente extraordinario de cultura de las dos ruedas. Y suman cinco visitas o escapadas al TT, un adicto a la buena mesa histórica.

Ñito es un caudal de conocimientos y de charla agradable, Siempre estuvo tentado y luego enamorado de una Ducati, la 916 y el destino, le va preparando las puertas y los desenlaces. Allí luce – entre una parrilla encantadora - en su garaje, esta joya de “tamburini”, en la pared junto al cuadro de Herramientas una foto que lo dice todo. Una 916 amarilla, junto a un Porsche 911 Carrera, amarillo, con matricula GC 0916, y es que Ñito, cuando la oportunidad de inmortalizar sus pasiones se presenta; no deja de documentarlo.

Ahora tiene tiempo, para acondicionar su garaje y ordenar sus vivencias junto a los suyos, en esta nueva fase de la juventud experimentada, llega la jubilación laboral; le hace un guiño al futuro, y su eterna sonrisa heredada de la humildad y el conocimiento motorista, le sigue mostrando un camino merecido junto a Cris. En la que su infinito amor, sigue teniendo mucha parte de culpa, de la sabiduría de nuestro amigo Ñito





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