ÑITO HUERTAS
Nuestro
motorista de hoy nació a la sombra del Nublo, - como él emblema de Gran Canaria
en la canción de Néstor Álamo – Y es que, en este caso, el barrio de la Culata
de Tejeda, - lugar de origen- se esconde literalmente, en el corazón de Gran
Canaria a la sombra de este emblema natural, reconozco en aquella juventud infantil
que naciera el sentimiento infinito de humildad y grandeza ante el espectáculo
natural de su tierra.
Aun
cuando abandonó su rincón geográfico con ocho añitos, decidió andar junto a los
suyos camino de un futuro mejor, probando suerte en la capital, donde años después
de ubicarse descubrió en las motos un amigo fiel; capaz de elevar su espiritu a
través del espacio y la libertad. Mucha culpa de ello la tuvo el flechazo de su
primer vespino. La sensación con la que le regalaba ese sentimiento atrapado,
le lanzó al descubrimiento de su tierra. El sueño se iba turbando a las
carreras, una pasión escondida, que le llevó a conseguir el primer “tres
marchas” que era de Alfredo Sánchez, con el que pronto cogió sintonía de
carreras.
Sus
inicios serios llegarían con la Yamaha RD, y las subidas en cuesta eran los
primeros despachos de sus intenciones: Cueva Grande, Los Cuchillos o Los
Marteles,
las
múltiples escapadas a “los Loros” -Tenerife - con el amigo German Gonzalez, con
la tienda de campaña acuesta y la mochila en el corazón de sus pasiones, - miles
de anécdotas en su haber y principios - Recuerda con cariño a cada una de las
personas, que le han brindado apoyo en su vida deportiva, desde las reuniones consejeras
y de ambiente motorista en el bar el puente. A su Team Fufú. Con Carmelo,
German y algunos otros inseparables. Luego llegó Mercalaspalmas, donde probaría
suerte con los amigos en “Resistencias y carreras”, y más tarde el boom de los
años noventa, con las Copa Yamaha Jog, Los campeonatos de Minimotos y la puesta
en escena del Circuito del Berriel y la velocidad grande.
La infinita suerte de su vida, en su mujer; Cristina y sus retoños, Kenny y Patricia. Dos amores que forman el concilio de una gran familia motorística, que sigue la ruta de sus destinos junto a las motos y a los avatares. Allá está el Papá Ñito, apoyando la carrera deportiva de Kenny, que lleva los genes de “Huertas” para destacar con brillo en las carreras, de esta autonomía y conducción nace el Moto grupo Guanil, con la esencia de una libertad en naturaleza de acción.
Ñito
en paso por otras modalidades, descubrió otras grandezas del mundo y apuestas por
descubrirlos; La Baja Canarias Mauritania, o los Raids de Gran Canaria, con el “Dominator”
le abrió la nueva frontera. La filosofía de verse solo ante el mundo en el
desierto, -le abrió una profunda reflexión de fortaleza; ante la dimensión, con
respecto al ser, - surfeo en sus mares de arenas y tomo otras referencias de la
moto. Las dos ruedas y el mensaje profundo de los escenarios, enriquecieron los
proyectos que ahora reinventa con ahínco.
TT
Isla de Man. La meca del motorismo. “Todo motorista debe visitar esta
catedral, al menos una vez en la vida” Ñito fiel a sus principios y lanzado
en las artes de sobrevivir a los sueños, preparó su visita como peregrino, con
la mochila ligera y las necesidades básicas. Subió en su caballo de explosión
japonés “El domineitor” y allá partieron de nuevo sus sueños al descubrimiento
de los otros mundos del culto a las motos. Esta transformación del personaje y
la aventura, se mezclan en Ñito para formar un tándem irrompible y
Confirma
con esa convicción extraordinaria que posee, que el culto al motorismo en
Inglaterra es extraordinario, Están los ingleses y luego el resto del mundo. -No
confundir cultura motera, con pasión motera latina, euforia y salvajadas- En
esta naturaleza de alumno aventajado, comenzó el nuevo romance con la isla de
Man. La primera vez que pasa una moto a 300 Km/h por la carretera de montaña,
junto a ti. Sufres en tu carisma el salto de una sonrisa indescriptible;
la sonrisa de la fascinación; le llaman, y es que no entiende el cerebro,
lo que acaba de suceder, por muchas carreras que hayas visto. Entonces te salta
esa sonrisa misteriosa que lo engloba todo.
Allí
el motorista, rueda rápido y respeta las normativas, cruza los pueblos con absoluto
respeto, comparten los conocimientos con naturalidad, dejan las cosas en sus
motos, llaves, casco y nadie se mete a romper ese molde de confianza, lo mismo
vez una clásica, que una moderna o antigua, - ancianos o gente mayor equipados
con monos, paseando- compartir el espacio y la leyenda, un ambiente extraordinario
de cultura de las dos ruedas. Y suman cinco visitas o escapadas al TT, un
adicto a la buena mesa histórica.
Ñito
es un caudal de conocimientos y de charla agradable, Siempre estuvo tentado y
luego enamorado de una Ducati, la 916 y el destino, le va preparando las
puertas y los desenlaces. Allí luce – entre una parrilla encantadora - en su
garaje, esta joya de “tamburini”, en la pared junto al cuadro de Herramientas
una foto que lo dice todo. Una 916 amarilla, junto a un Porsche 911 Carrera,
amarillo, con matricula GC 0916, y es que Ñito, cuando la oportunidad de
inmortalizar sus pasiones se presenta; no deja de documentarlo.
Ahora
tiene tiempo, para acondicionar su garaje y ordenar sus vivencias junto a los
suyos, en esta nueva fase de la juventud experimentada, llega la jubilación laboral;
le hace un guiño al futuro, y su eterna sonrisa heredada de la humildad y el
conocimiento motorista, le sigue mostrando un camino merecido junto a Cris. En
la que su infinito amor, sigue teniendo mucha parte de culpa, de la sabiduría de
nuestro amigo Ñito
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