sábado, mayo 24, 2025

KAMIKAZES DE CARRETERA


Siempre los hubo, y más aún sobre dos ruedas. Sin embargo, es cierto que, con los nuevos tiempos y la creciente cantidad de motos deportivas que llegan al mercado, sumado al deterioro de las carreteras y al exceso de confianza de algunos motoristas más impulsivos, los accidentes mortales se repiten con preocupante frecuencia. Esta realidad nos obliga a analizar ciertas situaciones incómodas, una verdadera “papa caliente” de la que pocos quieren hablar. Las estadísticas son claras: nos invitan a la reflexión y exigen una seria toma de conciencia por parte de todos los involucrados.

Todos hemos disfrutado de las maravillosas curvas de nuestras islas, algunos colectivos, salen los fines de semana a desfogar por las grandes rutas moteras, muchos o la amplia mayoría son motoristas con experiencia que saben los riesgos y miden los límites y sobre todo llevan el equipamiento correcto para la moto. En estos grupos los piques emocionales suelen ser la moneda de apuesta inconsciente que lleva a cometer errores y a producir caídas inesperadas o accidentes irreparables. Es verdad que rodar los fines de semana en carreteras de transito es un error, y los motoristas desechan estos lugares que no ofrecen más que inconvenientes y tensiones, eligiendo las rutas y los amigos de viaje, - gente de un nivel similar y responsables-

Pero la cara falsa de esta moneda de cambio, comienza, por los acoplamientos de gente nueva a los grupos guerreros, gente sin experiencia y con grandes dosis de “gatillo fácil” la mayoría de las veces los veteranos quemados, para enseñarles algunas trazadas y esprínter marcan ritmos altos sin notificación de responsabilidad ni ruta elegida. Amén de gallitos y apuestas de pagar la cuenta en los destinos alcanzados.

Días atrás, haciendo el pasaje de la carretera de San Mateo a Teror, que normalmente es una ruta de bastante movimiento de tráfico, Yo iba rodando “enlatado” por necesidad de llevar unas cajas a otro pueblo, y aprovechando para recuperar la conducción del coche, que con tanta moto se me olvida. Y mira por donde pensé como un automovilista cuando me aparecen los “Road Race” rugiendo y muy a rebufo de sus emociones de pilotaje. Bastante rápidos y juntos, apurando frenadas, bajando o subiendo marchas con buen ritmo y concentración. Bueno ahí se van divirtiendo estos cabritos, pensé, pero en pocos segundos aparecen en sucesivas curvas, otros tres más tumbando en los límites del asfalto y de su carril. -Nada que objetar- pero muy alegres intentando que no se escapara la cabeza, y luego otros tres más y dos más atrás, exprimiendo las pequeñas rectas para no perder el ritmo. Otros dos en la esquina trasera de un coche y conductor asustado por que querían rebasarle al segundo de yo pasar. Me limité acercarme más a la derecha, -porque atrás del grupo vienen los malos o los tranquilos-, por si alguno asomaba apurado en las trazadas y efectivamente aparecieron los novatos despendolados y con poca ética de motoristas responsables.

Me quedé pensando en las estadísticas y la pasión de las Road Race, cada vez más populares. Perfil de motorista, entre 40/50, motos gordas sport o Racing, marcas japos o europeas, con buenos escapes y equipados completos, con mono, botas, cascos. Y seguramente conscientes de su pilotaje. Pero me asalto ese miedo a la otra realidad, la de la tentación de la inexperiencia cuando te mueves en grupos- Y aquí remuevo las conciencias de que el rodar en grupos es complicado y poco aconsejable, si no se elige bien los perfiles, aunque es el mejor argumento para soltarse y ganar confianza.

Siempre alegaré que el mejor motorista se mueve solo o con una compañía limitada a dos o tres amigos conocidos. Y las carreteras de las islas, salvo cierre o competición regulada son para pasear con ritmo de paseo. Para correr, entrenar o desfogarse está el circuito del Berriel, que se alquila bien de precios y pueden cubrir el expediente con menos riesgo y necesidad. Mucha suerte y conciencia a todos.

Por lo demás deseando coger la moto de nuevo, porque rodar en coche es horrible.

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