Todos hemos disfrutado de las maravillosas curvas de nuestras islas, algunos colectivos, salen los fines de semana a desfogar por las grandes rutas moteras, muchos o la amplia mayoría son motoristas con experiencia que saben los riesgos y miden los límites y sobre todo llevan el equipamiento correcto para la moto. En estos grupos los piques emocionales suelen ser la moneda de apuesta inconsciente que lleva a cometer errores y a producir caídas inesperadas o accidentes irreparables. Es verdad que rodar los fines de semana en carreteras de transito es un error, y los motoristas desechan estos lugares que no ofrecen más que inconvenientes y tensiones, eligiendo las rutas y los amigos de viaje, - gente de un nivel similar y responsables-
Pero
la cara falsa de esta moneda de cambio, comienza, por los acoplamientos de
gente nueva a los grupos guerreros, gente sin experiencia y con grandes dosis de
“gatillo fácil” la mayoría de las veces los veteranos quemados, para enseñarles
algunas trazadas y esprínter marcan ritmos altos sin notificación de responsabilidad
ni ruta elegida. Amén de gallitos y apuestas de pagar la cuenta en los destinos
alcanzados.
Días
atrás, haciendo el pasaje de la carretera de San Mateo a Teror, que normalmente
es una ruta de bastante movimiento de tráfico, Yo iba rodando “enlatado” por
necesidad de llevar unas cajas a otro pueblo, y aprovechando para recuperar la
conducción del coche, que con tanta moto se me olvida. Y mira por donde pensé
como un automovilista cuando me aparecen los “Road Race” rugiendo y muy a
rebufo de sus emociones de pilotaje. Bastante rápidos y juntos, apurando frenadas,
bajando o subiendo marchas con buen ritmo y concentración. Bueno ahí se van
divirtiendo estos cabritos, pensé, pero en pocos segundos aparecen en sucesivas
curvas, otros tres más tumbando en los límites del asfalto y de su carril. -Nada
que objetar- pero muy alegres intentando que no se escapara la cabeza, y luego
otros tres más y dos más atrás, exprimiendo las pequeñas rectas para no perder
el ritmo. Otros dos en la esquina trasera de un coche y conductor asustado por
que querían rebasarle al segundo de yo pasar. Me limité acercarme más a la
derecha, -porque atrás del grupo vienen los malos o los tranquilos-, por si
alguno asomaba apurado en las trazadas y efectivamente aparecieron los novatos
despendolados y con poca ética de motoristas responsables.
Me
quedé pensando en las estadísticas y la pasión de las Road Race, cada vez más
populares. Perfil de motorista, entre 40/50, motos gordas sport o Racing,
marcas japos o europeas, con buenos escapes y equipados completos, con mono, botas,
cascos. Y seguramente conscientes de su pilotaje. Pero me asalto ese miedo a la
otra realidad, la de la tentación de la inexperiencia cuando te mueves en
grupos- Y aquí remuevo las conciencias de que el rodar en grupos es complicado
y poco aconsejable, si no se elige bien los perfiles, aunque es el mejor
argumento para soltarse y ganar confianza.
Siempre
alegaré que el mejor motorista se mueve solo o con una compañía limitada a dos o
tres amigos conocidos. Y las carreteras de las islas, salvo cierre o
competición regulada son para pasear con ritmo de paseo. Para correr, entrenar
o desfogarse está el circuito del Berriel, que se alquila bien de precios y
pueden cubrir el expediente con menos riesgo y necesidad. Mucha suerte y
conciencia a todos.
Por
lo demás deseando coger la moto de nuevo, porque rodar en coche es horrible.
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