En este mundillo de motos y
pasiones motorizadas, suelen pasar cosas raras, anécdotas cuanto menos
curiosas, que sirven en nuestro caso para enhebrar su propia historia de amor,
de honor o de tragedia.
A menudo conocemos personas que
nos regalan maravillosos encuentros con la moto de sus antepasados o de sus
propias motos rebuscadas a lo largo de los años, son casualidades que el
destino depara a cada uno y en esa sintonía, convierte en relato novelesco las
osadías y retos del descubrimiento y los aconteceres
Miguel Socorro nació en San Mateo, Gran Canaria 1945..
pronto, su juventud fue de motos y piques entre amigos de las medianías. En los pasajes de aquellos años setenta, decide que tenía que correr en moto, era algo que le gustaba y tenía cierta habilidad y respeto. Aquellos revolucionarios años, la moto de campo había pegado un gran auge, se anunciaba la velocidad en el nuevo circuito del Sebadal en Las Palmas. Angel Nieto estaba escalando la cumbre de su carrera deportiva y el ambiente era extraordinario.Compro una Ducati 125 Sport GC
31532, era la sensación del momento, una máquina que le hacía el más respetable
de la zona y que desfogaba con bastante soltura. Un grupo de amigos de Las
Palmas y del centro, le animaron a correr en el Sebadal. En realidad, solo hizo
la carrera inaugural para saciar su ímpetu y a partir de aquí, medio montó su
pequeña escudería, pues sus amigos se la pedían prestada para participar en las
siguientes carreras, ya que el decidió no probar más suerte. Sus hijos
crecieron y la moto dormía en su finca de San Mateo, Antonio Socorro el mayor
de ellos le pidió la moto a su padre como recuerdo realizó el traspaso y
decidió conservarla.
El destino que siempre nos va
dando cal y arena, le jugó dos malas pasadas primero la muerte de su padre aun
joven y luego el robo de su moto, aquello le sumió en un gran palo emocional,
que tardo en digerir, pues tras las denuncias correspondientes, no dejaron
rastro de la Ducati, para entonces ya estaba con el tanque de la élite 200 y le
quedó la “rasquera” y mal sabor de boca perder los lazos que le unían al
recuerdo familiar.
Corrieron los años y nunca más se
supo del robo de la Ducati, 30 años después, Antonio volvió a mirar a la finca,
pues pronto se jubiló y al menos el deseo de invertir su tiempo de ocio sería
en las tierras de sus antepasados. Limpiando y vallando los perímetros de la
finca, que ocupa las laderas cercanas a los barranquillos de San Mateo, zona de
la lechucilla, Y en estos apuntes y lidias del pensamiento. Le devuelve el destino
otra de arena,
En el fondo del barranquillo,
arrimada y enredada en vegetación y Zarzas descubre el chasis estropeado y
oxidado de lo que parecía una moto abandonada hacía tiempo. Sorpresa ¡La moto
de su padre Miguel yacía tumbada y olvidada! Un robo sin resolución definitiva,
alguien la dejo allí con la intención de volver por ella, pero la presión de la
época armó revuelo y la denuncia amilanó a los “chorizos” El tiempo se encargó
de hacer la devolución con la paquetera del olvido. Hoy Antonio luce orgulloso
el valor de la recuperación, el registro emocional le dio un vuelco y se puso
manos a la obra, lleva varios años intentando devolver lo que el tiempo se
llevó. Y ya está muy avanzada su restauración.
Pronto paseará el honor de su
padre Miguel, por las rutas de San Mateo Y es que esta asignatura resistible de
la vida esta vez, la aprobará con creces. Suerte Antonio con ese regalo del
destino.
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