Maestro
Santiago Cabrera es uno de esos artesanos de la mecánica que la vida enseña a
base de banco de experiencia. Mecánico de los de antes, de mono azul y
madeja de trapos de hilos de algodón.
Nacido en Las Palmas de Gran Canaria en el barrio de San José En el año 1943..
, pronto despertó la curiosidad por las mecánicas y automóviles, con 14 años se presentó en El Toril taller del Maestro Antonio "el sordo", en los aledaños del viejo hospital militar a orillas del Guiniguada, y le pidió una oportunidad para incorporarse a su pasión como ayudante en reparación y aprendizaje con los Dodge, Cadillac, Mercury y Ford, de los clientes de la zona pudiente de Tafira. Antes los aceites minerales para los vehículos llegaban en bidones de metal, no había latas, pero Santiaguito convenció a Maestro Antonio para filtrar los aceites y después de meses de reposo volver a usarlos semi nuevos.El
servicio militar en África lo convirtió en un excelente maestro y de talleres.
Allí se ganó el reconocimiento de los militares y amigos, infundiendo su
definitivo lanzamiento hacia la profesión de su vida, de vuelta a su isla se
presenta ante la junta del puerto como maestro mecánico. El auge industrial
demandaba profesionales, y tras la prueba de arreglar la complicada caja de
cambios del Jaguar de uno de los jefes portuarios, le contrataron como jefe
mayor de mecánica y le enviaron a Holanda a aprender el montaje de las grúas
industriales. Su vida laboral se consagró en el muelle de La Luz, y en su
tiempo libre reparaba y restauraba vehículos en su taller particular hasta su
retiro profesional.
En
la senectud de su vida ha sido pieza clave para entender y educar en las
restauraciones de coches tan vetustos como el Ford T de pedales y tantos otros
en lista de espera de viejos sabios de antaño. El Club de Automóviles Clásicos
de Las Palmas le motivó a tomar el pulso a muchas restauraciones de “viejas
glorias” del automóvil, y gracias a su empeño y sapiencia ha devuelto a la luz
un excelente material.
Siempre
nos recuerda la anécdota del Citroën DS19 de suspensiones neumáticas, que
compró y desmontó totalmente para restaurar, un coche realmente difícil para
ello. No sólo lo dejó impecable y resuelto, sino que además lo disfrutó quince
años más hasta venderlo.
Cientos
de anécdotas avalan la vida de Maestro Santiaguito, un hombre que ha entendido
la mecánica desde la base del aprendizaje, la observación y la iniciativa.
Cuando
reparó el camión de gasolina de 6 cilindros, en una complicada búsqueda de
repuestos y ajustes, arrancó como un "rehilete" y a la media hora de
ajustar la carburación comenzaron los carburadores a sudar ante un ronroneo
sereno. Aquella era la prueba de fuego de que el tarado de los reglajes
manuales había sido perfecto.
Maestro
Santiago nos deja una herencia de contar historias sobre ruedas, y en su
descendencia genealógica tiene la continuidad asegurada. Su hijo Santiago y
sobre todo su nieto Gustavo gerente y promotor de una de las empresas más
jóvenes en restauración y mantenimiento de coches clásicos y antiguos en
Canarias, Car Home Service.
En
la familia Cabrera se destila pasión por los "yerros" por los cuatro
costados. Nuestro más sincero homenaje de agradecimiento a Maestro Santiago por
su aportación a este mundo de las ruedas y motores.
Un
auténtico mecánico de los de antes
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