Una
vuelta más de tuerca sin que salte la rosca, diría el mecánico ajustador. En el
caso de David Castera, tiene claro que la diversión de este espectáculo es directamente
proporcional al sacrificio y la retransmisión de los actos. Y para ello con su
comité de trabajo y su genial creatividad, va buscando argumentos para enroscar
las tuercas del montaje, donde el equilibrio de lo posible y lo complicadamente
posible sea una línea de arenas movedizas, solo para caballos ganadores
Detrás
de las monedas televisivas hay mucho más en juego, una enorme quiniela que la
ventilan marcas, paises y pilotos de leyenda, el escenario es el que es. El
reino del dinero y la extravagancia de lujuria, aunque los criterios morales
sean problemas de otros. Buscar nuevos alicientes en un mismo escenario, tiene
un poco de moviola de BAR, las apuestas tienen que ver con escuchar a los
viejos rockeros e inspirar algo de su romanticismo más aventurero, para traer alguna
de aquellas pócimas increíbles a lo indiana Jones y revivirlas en una maratón
de 48 horas de supervivencia.
Por
ahí se liaron la manta en el nuevo objetivo y creen tener la solución
retrasando las etapas para hacer la limpieza al final del Rallye, manteniendo
el interés de la miel de la llegada hasta los últimos días de sacrificio, si vemos
el mapa, parece una ginkana de bucles a regiones concretas. Imagino que tendrá
que ver con la movilidad y efectividad de la logística tan pesada como grandiosa
y ubicarla en contexto espacio y tiempo, es de avanzadilla militares de
estrategas de guerrillas.
Dormir
donde te entre el sueño, junto a tu moto, en medio del desierto, con el cielo estrellado
de carpa, reparando con tus medios y juntando el desafío del mantenimiento
mecánico con el avance en condiciones óptimas, es de locos. Pero el slogan del
Dakar es el Rallye más duro del mundo, enmudecerá a quien lo atente, incluyendo
a la larga lista de participantes que se dejan una fortuna para cubrir sus sueños.
Arena
abunda y desierto también, si a la sombra de los petrodólares han volado unos
años de plenitud y eficiencia comercial. Ahora toca replantear un futuro
incierto, lleno de enigmas y falta de escenarios, que cada vez son más calientes
o al menos este pasaporte de espectáculo, debe ir de la mano de la gloria de su
poderío y hará también de juez de diplomacia por el factor punto de mira. Y es
que el pastel de la aventura, comienza cuando todos miran la épica guerrera
contra los elementos. Algo así como el alunizaje en nuestra luna. Una imantada
conexión con el cielo de las estrellas, Que para ser grandes tienen que brillar
muy alto en el proyecto más mediático del motor. Y es que el Rallye Dakar de
momento viste de Jeque, para sufragar el entusiasmo de hacerlo posible sin
reparos. Claro ahí se a fumigado la mitad de la esencia que lo hizo genial en
los comienzos de una aventura apasionante. Disfrutemos lo que queda sentados delante
de la televisión, aunque esperando más pasionales sobre el terreno desgranando
los pastos del Dakar y sus exuberancias deportivas y no solo lo que te despacha
Aso por taquilla
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