He podido medir las sensaciones en base a rodar kilómetros con muchas motos -No todas las que me gustarían, confieso- Sería una suerte infinita, sin duda, tener ese honor. Mientras demando esas experiencias me limito a definir mi pareja de aventuras motorizadas el romance de la máquina y mis pretensiones. Esto no es un articulo marquista, ni con carismas, ni pretensiones. Faltaría. Es una declaración responsable de mi experiencia en la acuarela naranja y sus evoluciones. Debe ser mi número 5/6 en lista de compra o diez o 15 de la marca, con la que he compartido experiencia en rodajes, con la suerte de probarlas por afinidad y cercanía.
Casi
una declaración de jubíleta, parece que la necesidad obliga a sentirse joven
con una apuesta brutal de curvas, potencia, exigencias, esbeltez, cañón… A lo
que la filosofía de vida, me obliga añadir elegancia, nobleza, concepto, tecnología
y pies en los suelos -Este último requisito lo saco del contexto de la otra
realidad, para no perderme en la sensación inventada de los acontecimientos- Mi
juguete de jubíleta, me ha devuelto una inexpresable alegría, una energía controlada
y sugerente de vitalidad, un despertar a la nueva generación de motocicletas
con plus añadido de nobleza y coraje.
Esta
KTM 1290 es más que suficiente, para que te sientas humano y limitado. Para que
sueñes despierto, para que saludes con cariño a cualquier marca con la que te cruces
en tu andar por las rutas de la vida, para que conozcas tus limitaciones ante
la inteligencia artificial que llega en moto aventura.
Es
infinitamente completa, es la armonía, la seducción, la veteranía de crecer entre
los fuertes, la soledad de navegar los desiertos, la fatiga de escalar los hard
Enduro de la modernidad -que solo buscan los récords Guinness de los topes, con
la esbelta figura naranja, conjugando modernidad y sacrificio. Las máquinas de Mattighofen
no tienen prisa, ni pretensiones en ser número uno, pero cuando le llega lo ocasión
de demostrarlo, lo hace con argumentos extraordinarios. Su concepto está más
que definido. Coraje, ligereza, fiabilidad, corazón de carreras, “Ready to RACE”
– la lista de la clase-
Y
ahora me bajo de la moto, la observo sin consuelo, no le regalo miradas de
complacencia, la arrimo en la calle, o en la montaña, la maltrato físicamente con
los elementos del camino y ella me devuelve la mirada de un perro. Nobleza,
lealtad y carácter. Es difícil acertar en los parámetros que te regala la
experiencia de lo terrenal. Pero cuando encuentras en la evolución de los
elementos la madurez de la filosofía y la supervivencia. Te inclinas para ceder
a sus caprichos nobles.
Simplemente
encontrado razones para seguir rodando mi energía. Su cálida y esbelta figura
me propone cosas de las que cualquier moto amiga se ruboriza. Y es la sensación
de entusiasmo y libertad que te lleva en volandas con los latidos armoniosos
del compas bicilíndrico y protector de su esencia.
Aunque
mi naturaleza motorista es promiscua. Y mientras no se declaren otras, en
intenciones nobles no pienso descabalgarla, porque el tiempo vuela e incita
atraparlo. Y esa pizca de maldad de una felicidad egoísta. Un flechazo de la edad
con la filosofía del poder de la juventud. Divino tesoro.
Quiero
morir joven lo más tarde posible. Disfrutando de mis amigas las motos.
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